miércoles, 24 de agosto de 2016

¿Cómo regeneran las lagartijas su cola?


Si se logra descifrar el secreto de cómo las lagartijas regeneran sus colas, los científicos podrían desarrollar técnicas para simular el mismo crecimiento en las extremidades humanas. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, en Estados Unidos, se acerca a resolver el misterio.

Un equipo interdisciplinario, liderado por el profesor Kenro Kusimi, examinó los genes que intervienen en la regeneración de la cola del lagarto anoles (Anolis carolinensis), el cual al ser atrapado por un depredador puede perder su cola y luego vovlerla a crecer. Utilizando herramientas moleculares de punta y análisis de computadora, han descubierto la "receta" genética para lograr esta asombrosa hazaña.

Otros animales como las salamandras, renacuajos y algunos peces también pueden regenar sus miembros, sin embargo, los lagartos son la especie más estrechamente relacionada con el ser humano capáz de regenerar apéndices enteros. Si bien no es un proceso instantáneo, pues le toma al lagarto cerca de 60 días para volver a cercer una cola funcional, forman una compleja estructura en la que células crecen en diferentes tejidos a lo largo de la cola.

Los investgadores descubrieron que intervienen al menos 326 genes en regiones específicas de la cola en la regeneración, incluyendo aquellos involucrados en el desarrollo embrionario, la respuesta hormonal y la cicatrización de heridas. Identificaron un tipo de célula en particular que juega un papel clave en el proceso: las células capsulares o satélites capaces de crecer y desarrollarse en el músculo esquelético y otros tejidos.

Siguiendo la receta genética de los lagartos para la regeneración y aprovechando los mismos genes en células humanas, podría ser posible volver a crecer nuevo cartílago, músculo o incluso la médula espinal en el futuro. Los investigadores esperan que sus hallazgos ayuden al desarrollo de nuevas terapias para  tratar lesiones de la médula espinal, defectos de nacimiento y enfermedades como la artritis. 
El estudio ha sido publicado en la revista científica PLOS ONE.

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